domingo, 24 de enero de 2010

Pompas en el aire

Los inviernos eran bastante largos en aquella casa. El piso en general estaba de puta madre, el único problema era la calefacción. Era una casa vieja y las paredes no estaban preparadas para mantener una temperatura estable, demasiado finas y techos demasiado altos. En invierno te hielas de frío y en invierno hace mas calor dentro de casa que en la calle.
La cocina apestaba. La acumulación continua de restos de comida en las tuberías es un buen reclamo para las cucarachas y estas comenzaban expandirse por la cocina. Esos bichos son repulsivos. No soporto ni siquiera el crujido que pegan cuando aplastas alguno de ellos. Me dan ganas de vomitar.
Una vez las hormigas comenzaron a alimentarse de una cucaracha que habíamos matado en una esquina de la cocina. Me daba tanto asco que cogí un bote de disolvente y la empapé, arrojando luego una cerilla. El fogonazo fue enorme y casi me da en la cara. La habitación se llenó pronto de humo negro y espeso y el fuego parecía inextinguible. Al final casi prendo fuego a toda la casa por quemar a una de esas cabronas. Las paredes siguen llenas de hollín.



Las relaciones humanas en general son bastante difíciles y para mi incomprensibles . Mientras mas tiempo paso rodeado de mujeres (gran parte de mi vida por cierto), menos las comprendo. La verdad es que siempre estoy entre mujeres, me gustan. Y quizás ese es un problema. Son demasiado frías y calculadoras. Te vuelven loco. Son una continua contradicción. No hay mujeres feministas, el sexo entero lo es, encubiertamente todas las mujeres tienen la tendencia natural a unirse contra el hombre. Es una guerra secreta. Hostilidad continua. Y nos tienen agarrados por las pelotas.

El problema está cuando empiezas a pensar en ella constantemente . Puedes dejarlo todo. Perderlo todo y tan solo por pensar. Ahí es cuando te das cuenta del poder autodestructivo que puede ejercer la mera imagen femenina. Te mantendrá alejado de los estudios, del trabajo, de los amigos, comenzarás a perder el sueño por las noches, perderás el apetito , te sentirás cansado constantemente. Como que te falta algo, y, efectivamente: Te faltará ella. Estarás realmente jodido.
Escucharas canciones que te recuerden momentos que pasasteis, lugares en los que estuvisteis y que en su momento no significaron nada, pero que ahora es como si se hubiera grabado una película sobre tu vida y la estuvieses recordando, incluso puedes escuchar la banda sonora . Romanticismo “hollywodiense” de mierda. Vemos cuatro películas moñas sobre lo bonito que es el amor, de cómo este destruye barreras, fronteras, religiones y que todo lo salva, el destino, el sentido de la vida..bla..bla..bla.. Y ya caminamos con la esperanza y el sueño de que nuestra vida sea como en una de esas películas y todo salga rodado. Lo peor es que yo soy el primero que a caído en la trampa y me creo mis propias películas.

El lavabo estaba cubierto por rojizos pelos que caían de mi barba. Los cortaba como si de césped se tratase, con unas viejas tijeras llenas de restos de carne. Cada corte me rejuvenecía dos meses. Poco a poco podía configurar el perfil de mi rostro.
Llevaba varios meses sin afeitarme, y ya tenía el pelo de la cara mas largo que el de la cabeza. Resultaba poco cómodo, sobre todo a la hora de comer, estaba cansado de andar constantemente limpiándome restos de comida de la barba. Demasiado tiempo sin afeitarme…
Tardé casi una hora en despejar mi cara de cualquier tipo de vello. La parte que antes estaba cubierta por éste , ahora un poco irritada, tenía un aspecto lechoso y pálido. Me unté colonia . Me gustaba la sensación del alcohol en mi irritada piel. Dolía un poco, pero no llegaba a ser desagradable. Me puse ropa limpia y me miré al espejo. Ya nadie me parecía tan importante. Sonreí.

Solía caminar los fines de semana por la mañana, beber unas cervezas y disfrutar del sol y de las vistas de la ciudad. Ahora tan solo caminaba.

-Me aburres. No puedes siquiera hacerme reír.
-¿Qué esperas que haga?. Ya nada me llama la atención… y … la verdad, me estoy comenzando a preocupar-
-Tu y las mujeres, las mujeres y tu. Toda tu vida gira en torno a lo mismo. Todos los hombres sois iguales, veis en nosotras meras muñecas. Os fijáis en nuestros cuerpos sin importaros una mierda lo que pensemos o nuestras ideas. Un polvo y a la mierda, y para colmo de cada diez tíos ocho me dejan a medias como si no fuera mas que un puto pañuelo con el que se limpian el semen después de una paja a media noche. ¡Dais asco!.

Duras palabras de una mujer. Decidí no replicar, cuando las mujeres te tienen tan atrapado mejor es callar, a la primera que abras la boca te tacharan de cerdo machista y te quemarán en la plaza mayor del pueblo. Es la tendencia natural del ser humano. Destrucción, fuego y entrañas. Silvia me consumía. Luchaba constantemente contra mis hormonas para no intentar nada. Tenía demasiado que perder..o al menos eso creía.

-Vendería mi alma al diablo tan solo por una mirada suya.- Contesté penetrante observando una hippie que hacía pompas de jabón. Los niños jugaban a su alrededor y los padres daban dinero y hacían algunas fotos.
-¿Tanto vale esa chica?.
-No. Tan poco vale mi alma.
- Olvídate, por lo que me has contado, es una zorra. Créeme. Te lo digo como amiga. Es mejor así. Aunque tu también.. Eres bastante extremista.
- No soy extremista- simplemente no podía seguir en el mismo plan toda la vida.
Me estaba consumiendo . No vale la pena. Siento la necesidad de estar con ella, abrazarla y todo eso, pero no es de ella de quien estoy enamorado. Es de su recuerdo, de su fantasma. Las horas que pasamos juntos y que ya por mucho que estime no puedo recuperar. Hasta ahora nunca había reparado en ello.-Levanté la cabeza y miré a Silvia a los ojos. Estaba espectacular. Brillaba con luz propia. Pero había algo en su mirada que me chocó. Nuestras miradas confluyeron por un instante, pero ella no pareció darse cuenta de ello, estaba atrapada. Tenía un brillo especial . Sus ojos estaban absortos en mi. Me puse nervioso. Aparté rápido la mirada y estuvimos en silencio. Palomas en la catedral. Pompas de jabón. Las luces de la tarde. Niños corriendo. Bastardos.
Hacía un par de semanas que Silvia me miraba de esa forma. No entendía por que, pero no me gustaba. Mejor dicho. Me gustaba tanto que me aterraba. La idea de la dependencia que podría crearme de nuevo era insoportable. Cada vez pasábamos mas tiempo juntos, y cuando llegaba a casa de nuevo sentía un vacío que solo ella llenaba. No me gustaba.
Me arrastraba por los bares conociendo tías todos los fines de semana. Algunas me daban su número y la cosa acababa en sexo. La mayoría ni siquiera el número. Pero ninguna de ella me llenaba. Sentía un vacío que solo Penélope en su día llenó, ¿o tal vez fue al revés? , yo no sentía vacío ninguno hasta que ella me lo provoco. Hoy no estoy muy seguro, recuerdos turbios de una época bastante turbia. Lagunas mentales.

-Se me está cortando el cuerpo. ¿Qué tal si nos marchamos a tu casa y bebemos unas cervezas?
-La verdad es que si. Se está nublando.
Paseamos hasta casa. La ciudad estaba triste. Como de luto. Los edificios grisáceos. Las pintadas de las paredes. Meados . Perros jodiendo. Palomas resguardándose. Zapatos colgados de cables. El mundo. La vida. No dijimos nada. No hacía falta. Seguimos caminando en línea recta por la Gran Vía. Otra de las mujeres. Otra de mis mujeres. Es una mierda depender siempre de alguien. ¿Pero, que alternativa me queda?

Llegamos a casa y abrimos un par de botellas. Estuvimos hablando sobre la vida, las relaciones, el amor. Lo mismo siempre la verdad. La miraba. Pero no con los ojos lascivos como suelo mirar a la mayoría de las mujeres. La miraba sin maldad, sin pretensión, con objeto de hacerle el amor y no de usarla para cascármela. La miraba fascinado, como los niños de la plaza miraban las pompas de jabón flotar en el aire. Era algo mágico e indescriptible. Errante en el aire. Un soplo al oído.
Ella palpitaba. ¿Por qué todo es tan complicado y fácil a la vez?

Cuando se marchó comenzaron de nuevo las dudas. Dudé en ser escritor. Dudé en ser músico. Dibujante. Pintor. Estudiante. Persona. ¿Era yo algo de eso? Creía que si. Tan solo a ratos.
Ausencia. Vacío. Eso era lo que me quedaba después de ella. Después de todas. Es una sensación parecida a la que tienes cuando sientes que te estafan, me sentía timado, como si me hubieran robado algo. Mujer tras mujer no llenan ese vacío. Lo incrementan, crean dependencia ,son una droga.
Observé la casa, habitación por habitación. Todo seguía allí. El frío . Las cucarachas en la cocina, los restos de barba en el lavabo, las botellas en el armario, las grietas en las paredes. Por un momento me pareció el sitio mas deprimente de la tierra. La realidad. No estaba ella. Eso era lo único que me importaba. Por lo único que merecía la pena vivir, luchar, morir… El resto de cosas son pompas de jabón en el aire. Nada mas.

1 comentario: